jueves, 14 de agosto de 2014

BRINCADEIRA 2014

¡Qué pasa chavales! ¿la vida es chula? ¿a veces se necesita un poco de sur? ¿mediterráneamente?  Una mierda, la peña lo que necesita es una sobredosis de birra, barro y música en directo al menos una vez al año; estos tres elementos mágicos encuentran su éxtasis en cada edición del Brincadeira, y tras una dramática interrupción el año pasado cuando no se celebró, ardía en nosotros el deseo con una furia incontrolada: a continuación una de las tradicionales e irregulares crónicas festivaleras del Cosmonauta Tropical. 

Documentan gráficamente el asunto nuestros colegas que te cagas Olalla Esquimal y los chavales de CakeGrooves con su flipante movida la SkolCam™. ¡Veña!
   


JUEVES


Ambientillo nice (SkolCam™)
Hacia las cinco de la tarde de un jueves metereológicamente chungo llegamos al Monte do Gozo, un montículo con una vista privilegiada de la AP-9, el estadio de San Lázaro y la circunvalación capitalina. Pronto descubrimos que la zona de cámping era una puta mierda; una buena extensión de leira desbrozada con la pendiente de una atracción de Port Aventura. Dificultosamente plantamos nuestra tienda y nos desentendimos de ese horrible lugar, que todavía depararía horrendas desgracias en el futuro.

Pese a este duro revés, continuamos felices y contentos hasta la música y la priva, los principales ingredientes del festivaleo auténtico, junto con el baile, la comida insana, la mugre y los pitillos. Pese a la muy modesta afluencia de público para este inicio de festival, pudimos disfrutar de un recibimiento soberano por parte de Pedrito Diablo y los Cadáveras, unos mariachis de la Raia bien uniformados a los que nos encantaría ver tocando por aldeas perdidas de interior llenas de emigrantes retornados de México en un pequeño camión orquesta bajo el sol de mediodía. Con una afluencia todavía mínima pero de todas formas un buen ambiente ya trabajado por los Pedritos gozamos de un momento agradable de la mano de Guadalupe Plata (¡¿qué se siente al matar a un gatito?!) al mismo tiempo que anochecía y nuestros sentidos iban disolviéndose lentamente en Estrella Galicia.


Churris guapas a tope con Fluzo (Olalla Esquimal)
El concierto de Fluzo dio sentido al propio hecho de haber existido el jueves 7 de agosto. Javi y Hevi son una parte importante de lo que está pasando en la patria actualmente. Las bases no van por detrás de movidas como Soulection o Darker Than Wax. Aprovechamos para secundar una proclama clásica del mestre Rafa Anido; proponer a Hevi para las letras galegas. Un show absolutamente dionisíaco, con Fluzo in da chousa, con churris guapas nun jacuzzi cheo de viño quente. Una experiencia de flow primera clase que proablemente haya constituído el mejor concierto del festival.


Brincadeira o k ase (SkolCam™)

Tras esta experiencia de gozo, en una nube de dicha nos dirigimos de nuevo al escenario principal para disfrutar del show de Lory Money, sobre el que pesaban grandes expectativas, infladas por el hecho de que figuraba en el cartel de la edición finalmente suspendida del año pasado. No hay quórum en la redacción sobre este concierto; una corriente de opinión dice que no es justificable cargar al público con semejante dosis de Lory Money mientras que otra sostiene que estuvo de puta madre y aclama al rey Lory y a su extravagante lírica, aunque nadie puede justificar lo infames que son las bases y lo pésimo de la ejecución. De todas formas, ¿qué más da? ¡es Lory Money!

Tras este concierto vagamos durante algún tiempo ya demasiado ebrios, recalando brevemente en la actuación de Vampire, un vodevil cada vez más pasado de rosca que rompió brevemente nuestros frágiles esquemas antes de que decidiésemos volver a nuestro miserable refugio para dormir instantáneamente gracias al infalible combo borrachera+cansancio.

VIERNES

Pasamos la noche escurriéndonos por la pendiente y con nuestros pies húmedos por la lluvia y el pobre estado de nuestra tienda para despertar pronto con una resaca terrible y la boca seca como un erial. La situación era dramática cuando una parte de nuestra redacción se dispuso a acudir desesperadamente a los ''servicios'' adscritos al ''cámping'', los cuales resultaron ser unos baños inundados desde la propia puerta y una barra de bar tipo estadio de regional preferente con la siguiente variedad de bebidas: zumo de piña, de melocotón, bebida energética, mosto, colacao y cañas. Ninguno de esos líquidos podía quitar la sed, salvo la cerveza que no podíamos consumir de ninguna de las maneras, y sintiéndonos víctimas de la más cruel ironía quisimos huír cuanto antes de aquel infierno de barro y resaca.


Brincadeira  gourmet #privateschool (Olalla Esquimal) 
Tras una pequeña aventura en el tranposrte público llegamos a uno de nuestros pisos francos donde rápidamenete comenzamos a recuperar puntos de higiene y bienestar, para luego dar un salto radical y celebrar un lujoso desayuno en la cafetería del Corte Inglés, hallando gran gozo en este acto tan ridículamente burgués. Luego compramos varias toneladas de aperitivos fritos y terminamos de curar nuestra infernal resaca con otras varias toneladas de pizza y helado.

De nuevo en el Brincadeira, una vez nuestros cuerpos hubieron aceptado de nuevo priva y fumeque nos encontrábamos en condiciones de recibir cultura ante nuestras caras atónitas, y fue grande nuestra fortuna al poder ver a la compañía de teatro Chévere, con su Ultranoite no país dos ananos. Es duro para este redactor habituado al sarcasmo y a la broma cruel hacer crónica de cosas tan perfectas; Chévere es uno de los acontecimientos del pasado reciente y presente gallegos. Una obra de teatro soberbia, graciosa y cierta que cualquier gallego debería ver y luego aprobar un examen sobre ella como condición para renovar su DNI atlántico.


Los chorizos parrilleros (Olalla Esquimal) 
Georgie Dann ni siquiera necesita una gran capacidad de movimiento (posee aproximadamente la de un plátano) para transmitir ese sano y picantón espíritu de fiesta popular. Sabe meterse al público en el bolsillo, empleando polémicas frases machistas, jóvenes bailarinas despampanantes o repitiendo la barbacoa en dos ocasiones. Cabe destacar que su pasión por la comida es contagiosa, siendo palpable un gran regocijo y emoción sincera en su rostro al describir morbosamente variados manjares, al puro estilo de Homer Simpson.

Fue día con el peor clima de los tres, con lo que escuchamos a Bad Manners ya en retirada. Esta simpática banda de ska sonaba sin embargo bastante mal, incluso con el volumen de voz y sonido totalmente mal regulados. Este redactor no descarta que esta impresión fuese producto de una imaginación traumatizada por tener que volver al horrible refugio empinado.

SÁBADO


Cómo buenos mamíferos superiores pronto supimos adaptar nuestro comportamiento a las duras condiciones del cámping y para la mañana del sábado ya habíamos adoptado una estrategia que nos permitió dormir secos y pirarnos rápidamente por la mañana en dirección a nuestro agradable piso con ducha y desayuno de puta madre, mientras en aquel infierno embarrado quedaba una nutrida panda de zumbados gritando enfermizamente el nombre de un tal Aurelio.
Tony Lomba; genio y figura. (Olalla Esquimal)

Una vez resarcidas nuestras capacidades físicas de la manera más prosaica, como el día anterior, aunque sin el toque de glamour del Corte Inglés ni ningún otro centro comercial, emprendimos camino una vez más hacia el Monte do Gozo para asistir al día grande de esta verbena desenfrenada. Nada más aterrizar nos encontramos de frente con el incombustible (¡venga!) Tony Lomba, ataviado únicamente con sus pantalones negros con brillantes, un karaoke portátil y gran cantidad de movimientos de toda clase, además de un gusto curioso por meterse en un gran bache ante el escenario y alejarse mucho del mismo; todo un show en directo escrito, dirigido y protagonizado por Tony Lomba.

Sin la menor delicadeza nos encontrábamos acto seguido a Ignatius Farray también sin camiseta delante de nosotros, entrando a saco con su número cómico e interpelando al público. Sí, su show basado en EL ASCO y la violencia psicológica arrancó las carcajadas del público, pero en realidad lo que más hizo reír al público fue el público en sí mismo; en el Brincadeira Ignatius se topó con una nutrida primera fila de personas sin complejos morales ni éticos de ninguna clase, muy dispuestos a superar las barrabasadas del muchachito de Tenerife. Un show un tanto pasado de vueltas aunque mitigado exitosamente por la masa enloquecida de primera fila que nos trajo de vuelta clásicos cómo ''el grito sordo'' y el ''all right'', además de proclamas políticas cómo ''Nelson Mandela, el Fraga negro''.

Bien servidos de bizarradas acudimos ilusionados a ver el concierto de Pony Bravo en el escenario principal; cómo siempre una delicia para los sentidos. Esta buena gente del sur nos ha bendecido una vez más con una brillante actuación en las tierras del noroeste. Desde esta tribuna instamos a todo quisque a que acuda a verlos al menos una vez al año para de ese modo ser felices; impecables en la ejecución y rebosantes de magia. Junto con Fluzo y Chévere, probablemente lo mejor del festival.
Ambientillo nice 2 (SkolCam™)
Extasiados por Pony Bravo, pudimos gozar de los últimos compases de la actuación de Zan Hoffman, de la que salimos gratamente sorprendidos. Con sus cantos a ''galisia, galisia'', su corbata de hórreos y sus extrañas danzas y gestos, empleando un formato Zan Hoffman + ordenador portátil este curioso estadounidense nos trae algo que no estamos acostumbrados a ver por aquí; un artista raro, con carencias pero que resulta interesante y no podemos dejar de recomendar.
Tras un receso para consumir algunos de los aperitivos fritos que atesorábamos y constatar una vez más que el cámping era una putísima mierda, volvemos al recinto del festival para la Gran Cosa de este Brincadeira: ¡Gloria Gaynor!. Acompañada por una banda estupenda, incluyendo a las coristas que le salvarían el pellejo, la gran diva disco de los 70 se dispuso a conquistar al público tirando de el gran carisma que supone ser Gloria Gaynor, mas su estado físico (decimos esto con el mayor de los respetos a esta divina señora) supuso un obstáculo insalvable para poder calificar su actuación de brillante. Entre la banda y las fenomenales coristas el concierto salió adelante y quedamos contentos, pero a la voz de Gloria le falta ya mucho fuelle y su capacidad de movimiento es todavía menor que la de Georgie Dann. Con todo, una diva siempre es una diva, y su gran carisma tocó nuestros corazones, de modo que lo que tenemos que decir es que realmente nos moló.
Poco después tocaba Fangoria, con una Alaska (¿la diva española de hoy? ¿en serio?) en plena deriva televisiva cuya anterior dignidad imperturbable empieza a tambalearse para este redactor decepcionado; el mismo redactor que había visto a Fangoria hará cosa de cuatro o cinco años y había disfrutado de su show sobrio y frío como el hielo, quedó anonadado por el furor gay que invade el formato actual. Con Alaska disfrazada de tomate, un tecnopetardeo atronador, y unxs bailarinxs imposiblxs, Fangoria entretuvo a todos los fans de Mario Vaquerizo exitosamente, pero un servidor sólo pudo notar cómo su cerebro borracho iba confundiéndose cada vez más mientras su cuerpo trataba de bailar sin ningún éxito. Agradecimos el final del concierto porque nos dio permiso para ir a la piltra.

En resumen, una edición en miniatura de lo que fue el Brincadeira, aún con buenas actuaciones, con poco público y un ambiente muy lejos del que había en Ordes o del que hubo en Cambre hace dos años. Aún así disfrutamos como enanos. Esperamos haber recalcado lo suficiente lo absolutamente cutre que era el cámping y pedimos disculpas por la desaforada extensión de esta crónica, producto de un endurecimiento de nuestro hígado y materia gris que nos permite recordar más cosas privando lo mismo, con perjuicio al lector que tiene que soportar un volumen mayor de tontas observaciones y juicios sin fundamento.
Gracias por leernos una vez más, benditos. Siempre vuestro, el Cosmonauta Tropical.

1 comentario:

Willy S. dijo...

Apoteósica crónica!